Soy un enamorado de la Naturaleza, en todas sus manifestaciones.
Además, encuentro en la Montaña su manifestación más auténtica, y a la vez más salvaje. Es quizás el contraste de estos espacios naturales con aquellos de la zona en la que vivo, manipulados por el Hombre durante siglos, lo que despierta mis sentidos de forma inevitable. Esto es un peligro si llevas una cámara en la mano.
Sales de plata. Fue en la Escuela de Arquitectura donde entré en contacto con la Fotografía de un modo académico. Por entonces todavía se revelaba en cuarto oscuro, con líquidos y ampliadora. Además de aprender cómo la luz define y caracteriza los espacios, comenzó a fascinarme captarla en imágenes. Así empecé a fotografiar espacios arquitectónicos y urbanos, y a revelar mis propias fotos. Pero al mismo tiempo, fui redescubriendo la Naturaleza...
Ceros y unos. Con la llegada de la fotografía digital comencé a llevar la cámara en todas mis salidas al monte, y descubrí que además de disfrutar con la belleza de los espacios naturales, podía llevármelos a casa. Desde hace ya unos años, el gusto por la Fotografía y el gusto por la Naturaleza se han unido en una única pasión, a la que parece que nunca encuentro el tiempo suficiente para dedicarle.
Vivir la Montaña es mi mayor disfrute. Revivirla cuando vuelvo a casa es una gran recompensa. Como lo es también el poder compartir las imágenes (y las vivencias) con todos vosotros, maquinando continuamente dónde tomaremos las siguientes.
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